Orígenes

El origen del poblado actual de Ólvega es antiguo. Nos tenemos que remontar, con toda probabilidad, a los comienzos del siglo V después de Cristo, aunque sus raíces se hunden todavía más profundamente en el tiempo.

En 1982 detectamos y localizamos en su término dos castros celtibéricos, de época anterior a Cristo: el de la Muela u Hoya del Mesado y el del Castillejo o Castillazo de Araviana, más otro probable en Matapiojos; y quizá existiera un cuarto poblado en Los Mártires, el lugar más alto de la antigua ubicación de la villa.

Las gentes rudas, "indómitas y difíciles" que habitaron esos pequeños castros, eran "pelendones", rama que proviene de los celtíberos. Su economía era rudimentaria, esencialmente pastoril más que agrícola, y con alguna probable y mínima explotación de la minería y metalurgia del bronce y del hierro, para fabricación tosca de sus propias armas y utensilios, sin alcanzar la perfección de las falcatas y espadas celtibéricas.
Si retrocedemos más en el tiempo, tenemos que consignar también el hallazgo en tierras pertenecientes a su término municipal, de hachas y otros restos prehistóricos.
Pero volvamos a los orígenes del poblado o asentamiento primitivo de la villa. En nuestra opinión, nace Ólvega como pequeño "vicus" en el siglo V con un puñado de hispanorromanos huidos de la cercana Augustóbriga (Muro), arrasada trágicamente por el fuego a manos de las primeras hordas bárbaras de vándalos y alanos (año 409). Aquella importante ciudad romana tenía una muralla de 3.077 metros de perímetro, estaba clasificada como "mansio" o final de itinerario porque desde ella se comenzaba de nuevo a contar millas; y se hallaba en la vía "de Astúrica a Caesaraugusta".
Tras el incendio, ante la inseguridad y peligro de nuevas hordas, Augustóbriga, como ciudad maldita, queda abandonada, desolada y olvidada durante siglos. Sus gentes se dispersaron por los alrededores en busca de un lugar seguro. Es en ese momento cuando piensan en Ólvega, que está lo suficientemente apartada (unos 6 kilómetros) de la ciudad "desierta" y de la calzada romana, y a la vez cercana como para no dejar de beneficiarse de la riqueza cerealista de aquellas campiñas y del laboreo del mineral de hierro.
En un principio, el primitivo asentamiento o poblado olvegueño ocupariía la pequeña acrópolis de los alrededores de la ermita de Los Mártires, más fácil de ser defendida.

Asi mismo, es también muy probable que Augustóbriga o los núcleos que la sustituyeron, tuvieran ya, tan tempranamente, en el siglo V, pequeñas comunidades cristianas, evangelizadas sin duda desde la cercana ciudad de Turiaso, sede episcopal en ese siglo. aquí...

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